Según precisó el Gobierno local en su página web, los dispositivos son de fabricación estadounidense y pesan 500 kilogramos y una tonelada, respectivamente.
De acuerdo con los protocolos de seguridad, los residentes a unos 500 metros de los lugares donde fueron detectados los explosivos debieron abandonar sus casas.
También fueron evacuadas tres instalaciones para ancianos y varios hoteles de la ciudad.
Por otra parte, se interrumpió el tránsito por las zonas circundantes por lo que fueron canceladas varias líneas de trenes y autobuses.
Tras la guerra, miles de bombas sin detonar quedaron bajo suelo alemán y, décadas después su hallazgo y desactivación conlleva la realización de operativos y evacuaciones de grandes dimensiones.
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