La primera tragedia ocurrió en días recientes con un incendio forestal que arrasó miles de hectáreas y llegó hasta Siria.
Los nosocomios estuvieron abrumados por pacientes con asfixia y algunos quemados.
Mientras la segunda, acaeció el domingo último con la explosión de un camión cisterna cargado de gasolina que dejó un saldo de 28 muertos y unos 80 heridos.
El ministro interino de Salud, Hamad Hassan, declaró que la gravedad de algunos superaba las posibilidades del país y varios de ellos siguen tratamiento en Turquía.
Los frecuentes cortes de energía impidieron operaciones quirúrgicas y atenciones de todo tipo por carecer de diésel para alimentar los generadores.
‘Solo nos queda combustible para un día’, expresó a Prensa Latina el director del hospital Rahal, Said Rahal.
Según el directivo, hay una reserva de 700 litros de diésel que alcanzará si acaso hasta hoy, apuntó.
Todavía en Akkar, los nosocomios almacenan cadáveres de carbonizados por la detonación del domingo, al tiempo que no hay internet ni funcionan los teléfonos fijos.
La Agencia Nacional de Noticias notificó que la escasez de combustible y los cortes de energía obligaron a Ogero, la compañía estatal de telecomunicaciones, a cortar el servicio de la red de redes, de celulares y telefonía fija.
De acuerdo con el director de la empresa, Imad Kreidieh, otras regiones pasarán a igual situación si el suministro de combustible no mejora.
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