Según Tidjan, el asalto fue contra fieles musulmanes en la localidad de Anzaru, al noroeste de esta capital, baleados a sangre frìa por los agresores, quienes llegaron en motocicletas hasta el lugar.
Ninguna facción asumió la responsabilidad del asedio, que sucedió a la matanza en esa misma región de 37 civiles, entre ellos 14 niños.
En esa zona nigerina operan varios grupos armados, algunos vinculados con las organizaciones terroristas Al Qaeda y el Estado Islámico.
Hace meses este país sufre una escalada de la violencia protagonizada por grupos extremistas de distorsionada confesión islámica y entre los datos más significativos está el asesinato de 130 civiles desde junio cuando trabajaban en sus campos en regiones del sur y el oeste del país, las más afectadas por el terrorismo.
Resúmenes de prensa indicaron entre el 30 de junio y el 19 de agosto pasados las agresiones en este país de la franja africana del Sahel, causaron decenas de heridos en àreas de Maradi y Tillabery.
Expertos y observadores coinciden en que durante los últimos años aumentó la presencia en territorio nigerino de los destacamentos radicales del Estado Islámico en el Gran Sahara, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes, afiliado a Al Qaeda, así como de la secta Boko Haram.
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