Durante 11 días, el fundador del Partido de los Trabajadores visitó las divisiones territoriales de Pernambuco, Piauí, Maranhão, Ceará, Rio Grande do Norte y Bahía.
Henchido de esperanza en construir una mejor vida, Lula intercambió opiniones en esas regiones con organizaciones políticas, gobernadores, alcaldes, parlamentarios, movimientos sociales, estudiantiles, indígenas y religiosos.
Durante sus pláticas dejó entrever siempre la posibilidad de avanzar y desarrollar el Nordeste, ‘porque el país fue una vez mejor’.
Anoche en Bahía, última escala de su viaje, el exdirigente obrero no escatimó críticas al gobierno de Jair Bolsonaro y aseguró que Brasil no puede ‘aceptar un golpe de Estado’, como alertan diferentes sectores de la sociedad ante acciones de Bolsonaro y militares.
‘Me preocupa que tantos generales vestidos de pijama den su opinión. El papel de las Fuerzas Armadas es garantizar nuestras fronteras, pero no amenazar políticamente a la sociedad brasileña. Tienen que entrar en razón’, apuntó Lula.
Por lo tanto, insistió, ‘no pueden dar paso a un presidente genocida, que fue expulsado de las Fuerzas Armadas, intentó golpear y lanzar bombas en los cuarteles’.
Indicó que ‘como somos amantes de la paz, queremos repartir alegría, salario, puestos de trabajo, educación, sanidad y una correcta política medioambiental’.
En su discurso, el exlíder sindical ratificó que el pueblo no teme a los militares y al gobierno, pero los instó a que ‘dejen de privatizar nuestras cosas porque vamos a ganar estas elecciones’, en alusión a las del próximo año.
Anteriormente, en Natal, capital de Rio Grande do Sul, el exgobernante advirtió ante la prensa que la situación se agrava aún más por una crisis en la que Bolsonaro es rehén precisamente de la vieja política que juró combatir.
‘Dijo que era lo nuevo… pero cayó en la trampa de la vieja política y es más dependiente de lo que ningún presidente ha sido nunca, con la creación de un mecanismo de compra del voto de los diputados, lo cual nunca hubo en este país’, denunció.
Para Lula, aunque sea difícil, la reconstrucción de Brasil será posible y deberá hacerse de forma colectiva.
‘Todos necesitamos un poco de respeto y cariño. Todos necesitamos tener un gobierno civilizado, humanista y democrático que piense con el corazón y no solo en el capital, sino también en el pueblo trabajador. Este país ya lo hemos construido una vez’, remarcó.
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