Aparte de los obstáculos técnicos, logísticos y financieros que acarrea sacar gas de Egipto, llevarlo a Jordania y luego trasladarlo por Siria hacia Líbano, son evidentes los intereses en esa supuesta ayuda norteamericana.
Tanto Jordania como Egipto aspiran a normalizar relaciones con Siria como parte de los pasos de restituir el puesto de Damasco en la Liga Árabe.
Sin embargo, Washington con su adicción a las sanciones impuso la denominada Ley César que castiga a quienes pretendan comerciar con Siria.
El rey jordano, Abdala II, declaró que el presidente sirio, Bashar Al Assad, goza de toda legitimidad y las acciones en su contra son ilegales.
Según el monarca hachemita, lo mejor es que Estados Unidos y la Unión Europea acerquen sus posiciones a Damasco y termine el aislamiento.
Jordania conseguiría beneficios con una ruta comercial hacia Siria y Líbano, pero sus autoridades temen que al abrirse también comiencen a aparecer elementos vinculados con los grupos terroristas Al Qaeda y del autodenominado Estado Islámico.
Esa suposición está dada en que Estados Unidos creó a esas dos facciones radicales y aún protege a bandas escindidas de tales grupos para mantener en jaque al gobierno sirio.
Una reunión prevista para Ammán entre figuras relevantes de ese cuartero de países podría allanar el camino hacia un mayor compromiso diplomático con el gobierno sirio, según los expertos.
El gas egipcio remitido a Jordania pasaría por Daraa, Siria, y después a Líbano, aunque esa zona del vecino país carece de seguridad ante la presencia de opositores armados.
Arreglar ese paso demoraría más de un año, según cálculos optimistas, por el deterioro de la infraestructura causado durante una guerra de 10 años y también porque ese territorio debe quedar limpio de extremistas.
Con su plan, Estados Unidos espera ayudar en una solución parcial de la crisis energética libanesa y, la otra, descarrilar el intento de Hizbulah de traer petróleo iraní.
De esa manera trataría de contrarrestar el impacto popular por la inminente llegada de cargamentos de hidrocarburos iraníes que aliviarían las penurias de apagones de 20 o más horas y peligro para la vida de pacientes en hospitales, entre otros padecimientos.
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