En una entrevista con la versión en árabe de la agencia de noticias Bloomberg, el ministro de Estado de Asuntos Económicos de esta nación norafricana, Salama Al Ghoweil, explicó que las principales fuentes de financiamiento para ese proceso serán el Estado y los socios internacionales.
Hace una semana el titular de Economía y Comercio Mohamed Hwej reveló que las pérdidas debido a la guerra civil de 2011 al 2020 ascendieron a un billón de dólares.
De esa cifra los daños al sector petrolero sumaron 155 mil millones de dólares y los costos sociales, de infraestructura y de reconstrucción otros 576 mil millones.
Hwej precisó que el Producto Interno Bruto nacional cayó de 90 mil millones de dólares anuales a 40 mil millones, mientras el valor del dinar libio con respecto a la moneda estadounidense bajó de 1,40 a 4,48.
Libia produce actualmente unos 1,3 millones de barriles de petróleo diarios, cantidad que puede crecer a tres millones si la situación de seguridad se estabiliza, manifestó.
Este país vive una espiral de violencia desde el derrocamiento de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada directamente por varios miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre ellos Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
La tensión escaló en 2014, cuando las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar, jefe de facto del gobierno paralelo establecido en la occidental ciudad de Tobruk, intentaron ocupar esta capital, asiento de las autoridades reconocidas entonces por la comunidad internacional.
Bajo el auspicio de la ONU, 75 delegados libios en representación de diversas facciones y territorios, eligieron en febrero último un Gobierno de transición, encargado de dirigir a esta nación árabe hasta la celebración de los comicios de diciembre venidero.
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