Según la Casa Blanca, Washington trasladó al país a más de 124 mil personas desde Kabul, sin embargo, no existe un desglose preciso de las diferentes categorías de personas que huyeron de la nación centroasiática durante y después de la retirada de las tropas.
El Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, informó que 60 mil afganos entraron al país en las últimas semanas y, de ellos, casi ocho mil son ciudadanos estadounidenses o residentes.
El senador republicano James Lankford notó que existe una diferencia entre las 60 mil personas traídas a Estados Unidos y el número total de evacuados.
¿A dónde fueron esas personas? ¿Quiénes son? ¿Vendrán a nuestro país en algún momento?, se preguntó Lankford y solicitó al gobierno federal que explique cuántos son refugiados, solicitantes de Visados Especiales de Inmigrantes y ciudadanos o residentes estadounidenses.
De acuerdo con Mayorkas, aproximadamente 12 mil afganos permanecen en diferentes puntos militares de la región asiática mientras esperan ser examinados para entrar en los Estados Unidos.
Sin embargo, el oficial no ofreció cifras de cuántos se ajustan en las categorías de Prioridad uno y Prioridad dos creadas para afganos vulnerables y aquellos que colaboraron con las tropas durante la guerra en el país.
Dejamos atrás a ciudadanos estadounidenses y a muchos de los que nos ayudaron, pero permitimos que abordaran los vuelos personas sin conexión con la guerra, rechazó el miembro del Comité de Seguridad Nacional del Senado, Rob Portman.
Mayorkas rebatió las críticas y aseguró que su departamento está en el proceso de captura de datos biométricos y biográficos para colocar los nombres de todos los evacuados en los sistemas informáticos de la comunidad de inteligencia.
Estados Unidos abandonó oficialmente Afganistán el 31 de agosto pasado tras 20 años de guerra que dejaron al país asiático empobrecido y en medio de una aguda crisis social y política.
La salida de los soldados se produjo en medio del acelerado ascenso al poder del Movimiento Talibán, que eleva las alarmas sobre el posible resurgimiento de células terroristas en la región.
jha/age