Según la publicación virtual, que citó como fuente a exfuncionarios de los servicios de espionaje estadounidenses, el asunto fue discutido a los más altos niveles de la CIA y del gobierno del presidente Donald Trump, y llegó a punto de solicitarse variantes para llevar a cabo la operación.
Las conversaciones formaron parte de la campaña sin precedente que lanzó la agencia norteamericana contra WikiLeaks y su fundador tras exponer a la luz pública algunas de las herramientas que utilizaba para piratear ordenadores y teléfonos móviles.
Los planes incluyeron un espionaje intenso de los miembros de WikiLeaks, tratar de sembrar la discordia entre ellos y robar sus equipos electrónicos.
Según las fuentes citadas por Yahoo News, la plataforma fundada por Assange había estado en el radar de la CIA desde su fundación en 2010, cuando reveló miles de archivos secretos de la diplomacia y los militares estadounidenses, pero fue la divulgación de los contenidos de la llamada ‘Bóveda 7’ la gota que colmó la copa.
El entonces director de la CIA, Mike Pompeo, y los demás estaban totalmente enajenados de la realidad debido a la vergüenza que pasaron, aseguró uno de los exasesores de seguridad nacional de Trump.
Como parte de los planes, los agentes estadounidenses supuestamente esperaban que los rusos ayudaran a Assange a escapar de la embajada ecuatoriana donde se refugió en 2012, y se prepararon para interceptarlos a como diera lugar en las calles de Londres, o tirotear el avión en que lo sacarían del país.
La CIA también planificó el asesinato del periodista australiano y de otros miembros de su equipo, o en su defecto, secuestrarlo en la legación diplomática y llevárselo a Estados Unidos o entregarlo a las autoridades británicas, que lo requerían por violar una fianza en un caso relacionado con presuntos delitos sexuales cometidos en Suecia. Assange fue finalmente entregado a la Policía británica por el gobierno ecuatoriano en abril de 2019, y desde entonces espera en prisión por la conclusión del proceso de extradición iniciado por la justicia norteamericana.
En enero pasado, una jueza de distrito londinense se negó a entregarlo a Estados Unidos por temor a que el ciberactivista cometa suicidio en una cárcel estadounidense, pero los fiscales de Washington apelaron su decisión, y el juicio se reanudará en un tribunal superior a finales de octubre.
De ser extraditado a Estados Unidos, el fundador de WikiLeaks podría ser condenado a 175 años de cárcel a partir de los 17 cargos relacionados con la Ley de Espionaje que se le imputan.
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