En menos de 11 días 32 vuelos expeditos llegaron a la capital, y otros 18 a la norteña ciudad de Cabo Haitiano con un total de cuatro mil 452 retornados, detalló la OIM.
Se espera que estos viajes continúen, a pesar de que varios organismos internacionales como Naciones Unidas alentaron a Washington a detener las deportaciones y a velar por la protección de los migrantes.
Este jueves, la OIM, junto a la Agencia de la ONU para los Refugiados, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Oficina para los Derechos Humanos hicieron un llamamiento a los Estados para que se abstengan de expulsar a los haitianos sin una evaluación adecuada de sus necesidades individuales.
Las instancias recordaron la difícil situación que vive el país con una escalada de violencia e inseguridad, que empujó al menos a 19 mil a salir de barrios como Martissant, Cité Soliel o Bas de Delmas, por los enfrentamientos entre las bandas armadas.
Las agencias deploraron que más del 20 por ciento de los infantes fueron víctimas de violencia sexual, mientras casi el 24 por ciento de la población, de ellos el 12,9 por ciento menores, vive por debajo del umbral de pobreza extrema.
La mayoría de los haitianos deportados salieron del país en los últimos años, para intentar una vida mejor en naciones como Brasil, Chile y Colombia, sin embargo, la pandemia de la Covid-19, limitó sus oportunidades.
La OIM apeló a los países de América a participar en un enfoque regional integral para garantizar la protección de los hombres, mujeres y niños haitianos que se desplazan por la región.
El terremoto de 2010, que cobró más de 200 mil vidas acrecentó la ola migratoria de Haití, que desde entonces vive un ciclo de crisis políticas, desastres naturales, violencia y pobreza, lo cual empuja a cientos de personas a salir del país.
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