El medio utilizó como ejemplo el testimonio de Ashley Brown, una ciudadana de Misisipi que perdió su empleo como cuidadora de ancianos tras contraer la Covid-19 en junio pasado.
NBC relató que, tras permanecer varias semanas en aislamiento, los turnos de Brown fueron reasignados y la joven madre quedó desamparada y con dos hijos que cuidar, y esa es la realidad de muchos negros en el país.
Las mujeres como Brown, de madre blanca y padre negro, suelen tener trabajos mal pagados como el de cuidadora a domicilio, que ofrecen un servicio fundamental, pero carecen de protecciones, como licencia por enfermedad.
Entre los millones de estadounidenses desempleados que buscaron trabajo en agosto, las perspectivas fueron especialmente sombrías para las personas negras, aseguró NBC.
El nueve por ciento de los hombres y el ocho por ciento de las mujeres negras estaban sin trabajo en agosto, un aumento de medio punto porcentual desde julio para ambos grupos.
Las perspectivas eran mejores para los hombres y mujeres blancos, que tenían la tasa de más baja, del 4,5 por ciento.
La diferencia no sorprende a los economistas, pues incluso en tiempos mejores, la tasa de desempleo del país se afecta por las disparidades raciales, dijo el experto William Darity, profesor de la Universidad de Duke.
De acuerdo con Darity, históricamente el porcentaje de los negros sin trabajo generalmente es el doble del de los blancos.
Cuando los mercados laborales atraviesan momentos difíciles, los trabajadores negros tienen más probabilidades de perder su empleo primero, incluso teniendo en cuenta los años de experiencia laboral y el nivel de cualificación, explicó.
Para Kate Bahn, economista jefa del Centro de Washington para el Crecimiento Equitativo, los afrodescendientes se enfrentan a peores oportunidades debido al racismo estructural.
Este problema es demasiado importante como para que las autoridades del país continúen ignorándolo, concluyó Bahn.
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