Durante 2015-2016, los registros de precipitaciones en Panamá disminuyeron 26 por ciento el promedio histórico anual, en uno de los peores períodos secos del país, lo que investigadores comprobaron que es una nueva amenaza para ese tipo de vegetación costera.
El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI por sus siglas en inglés), aseveró que una ‘misteriosa pérdida de hojas de los manglares frente a los corregimientos de Panamá Viejo y Juan Díaz’, en el este de la ciudad, coincidieron con los primeros reportes de la ausencia prolongada de lluvias.
Los reportes iniciales de defoliación de manglares fueron hechos por el Patronato Panamá Viejo e investigadores de la Universidad Tecnológica de Panamá a fines del 2015 y la alarma se extendió rápidamente a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, STRI, y la Universidad de Panamá (UP).
De inmediato surgió un proyecto conjunto, financiado por el Gobierno, con la participación de investigadores nacionales e internacionales, quienes lograron la primera información científica sobre uno de los eventos más grandes de muerte regresiva de manglares, nunca documentado antes en Panamá.
Los datos recopilados con fotografías georreferenciadas y de alta resolución de toda la línea costera desde la capital hasta el extremo oriental, permitieron apreciar que los mayores daños estaban en las cercanías de la urbe, en la zona atravesada por el río Juan Díaz, según la fuente.
Las indagaciones del experto Alonso Santos, de la UP, mostraron casi con certeza, que los manglares no murieron por insectos, ni por los impactos humanos como la contaminación y las altas tasas de sedimentación, como era la creencia popular promovida por ambientalistas.
En cambio, los informes plantearon la hipótesis de que la sequía prolongada impulsada por el evento climático El Niño, probablemente fue la causa principal y que la mayoría de los árboles muertos pertenecían a una sola especie, Avicennia germinans, una de las de más rápido crecimiento en la región, pero también sensible a la sequía.
Steven Paton y Omar López, investigadores titular y asociado de STRI, respectivamente, estudian con atención un polígono de Juan Díaz, para analizar tasas de mortalidad, regeneración y otras variables que les permitan comprender los factores determinantes en el particular fenómeno de esa flora costera.
No obstante, a simple vista, apreciaron que áreas repletas de árboles muertos, ahora están llenas de miles de nuevas plántulas y árboles jóvenes, en un evento único descrito por la ciencia, que es la recuperación de un manglar después de una muerte masiva.
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