Las declaraciones del mandatario fueron realizadas durante una conversación telefónica con el primer ministro británico, Boris Johnson, precisó en el texto el portavoz de la presidencia egipcia, Bassam Rady.
En varias ocasiones tanto Egipto como Sudán expresaron sus deseos de continuar las conversaciones sobre la obra bajo los auspicios de la Unión Africana para llegar a un acuerdo jurídicamente vinculante.
Cualquier pacto debe proteger la seguridad hídrica de nuestros país, garantizar los intereses de todas las partes y preservar la estabilidad regional, subrayó el jefe de Estado.
La tensión escaló en julio tras el anuncio de Etiopía del inicio de la segunda fase de llenado de la presa, una decisión cuestionada por El Cairo y Jartum, cuyos gobiernos reclaman que esa acción no debió comenzar sin un acuerdo entre las partes porque temen una caída sustancial de su acceso al agua del río Nilo.
La GERD, que producirá unos seis mil 450 megavatios, es una fuente de conflicto desde el inicio de su construcción hace una década.
Para esta nación norafricana, el llenado unilateral amenaza su cuota de agua del Nilo, del que depende casi por completo el consumo humano, la agricultura y la industria nacional, en un territorio con más de 100 millones de habitantes.
Por su parte, las autoridades de Addis Abeba consideran la presa clave para abastecer de energía eléctrica a los más de 110 millones de habitantes de Etiopía e impulsar así el desarrollo socio-económico del Estado africano.
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