El gobierno pidió un día de luto luego del atentado en que, con armas automáticas y granadas, un grupo disparó contra una manifestación pacífica en los alrededores del Palacio de Justicia.
La localidad capitalina de Tayouneh, recordaron algunos, se transformó en un escenario de conflicto bélico semejante a la guerra civil de 1975-1990.
Los tiroteos plantearon la posibilidad de un regreso a la violencia sectaria para agudizar la peor crisis económica y financiera de este país en los últimos 150 años.
Una protesta organizada por Hizbulah y el Movimiento Amal pedía la destitución del juez Tarek Bitar, al frente de la pesquisa de la explosión ocurrida en agosto de 2020 en el puerto de Beirut.
Durante horas hubo un intercambio de fuego entre francotiradores apostados en edificios, el Ejército y algunos de los seguidores de la Resistencia islámica.
En una posterior declaración conjunta, Hizbulah y Amal condenaron los disparos desde tejados y oficinas contra la marcha pacífica y acusaron al partido Fuerzas Libanesas de ser el autor intelectual y material de la emboscada.
Tayouneh tiene una gran rotonda que separa cristianos de musulmanes y algunos de sus edificios reflejan aún señales de los días de la guerra civil. jha/arc