La cifra de muertos ascendió a siete y unos 60 heridos, después de que francotiradores apertrechados en edificios de oficinas dispararon contra manifestantes que exigían la sustitución del investigador de la explosión en el puerto en agosto de 2020.
El Ejército mantiene ocupadas varias calles de la zona y uno de sus voceros confirmó el arresto de ocho personas, varias de las cuales confesaron premeditación para realizar la emboscada.
Con anterioridad, el presidente Michel Aoun repudió el lenguaje de las armas y prometió justicia para las víctimas y responsabilizar a los organizadores del atentado.
De igual manera, el primer ministro Najib Mikati ofreció disculpas a los ciudadanos y aseguró que el Ejército puso bajo control los sitios donde ocurrieron los hechos.
Sin embargo, la barriada de Tayouneh, localizada en el distrito capitalino de Badaro, mostraba una tensa calma con varios vecinos que colocaron en sus balcones señales de luto y dolor por los acontecimientos de la víspera.
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