En la jornada inaugural del simposio internacional sobre el tema, con más de cinco mil expertos del orbe y hasta el próximo viernes, fue dado a conocer este instrumento.
El mismo destaca la existencia en el mundo de más de 833 millones de hectáreas de suelos afectados por la sal, equivalente al 8,7 por ciento del planeta.
Según el documento, promovido por la FAO junto a otros organismos, la mayoría de esas áreas están en ambientes naturalmente áridos o semiáridos en África, Asia y América Latina.
El mapa igual muestra que del 20 al 50 por ciento de los suelos de regadío en todos los continentes son demasiado salados.
Ello significa que más de mil 500 millones de personas del planeta sufren desafíos importantes en el cultivo de alimentos por la degradación del terreno, según el organismo.
La elaboración del mapa, todavía en desarrollo, tal como trascendió en su exposición, involucró a 350 expertos de 118 países, cientos de procesadores de datos.
De acuerdo con la FAO, esto facilita a los especialistas identificar dónde adoptar prácticas de manejo sostenible para prevenir la salinización y sodificación.
En la apertura del simposio el director general de la FAO, QU Dongyu, señaló la necesidad de ‘buscar nuevas formas de transformar nuestros sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles’.
Para el organismo especializado, tal como definió en un comunicado, los suelos sanos constituyen un requisito indispensable para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU.
Ellos son la base, definida por la FAO, de una mejor producción, una nutrición, un mejor medio ambiente y una mejor vida, sin dejar a nadie atrás.
Precisó que si bien los ‘suelos afectados por la sal’ (un término que describe los suelos salinos, sódicos y salino-sódicos) a menudo se encuentran de forma natural, son un problema que aumenta rápidamente en la agricultura y ponen en peligro la seguridad alimentaria al reducir el rendimiento y la calidad de los cultivos.
La FAO comentó que los suelos pueden verse afectados por la sal muy rápidamente debido a la mala gestión humana, el uso excesivo o inadecuado de fertilizantes.
También señaló como factores determinantes la deforestación, el aumento del nivel del mar, una capa freática poco profunda que afecta la zona de raíces o la intrusión de agua de mar en el agua subterránea que luego se utiliza para riego.
El cambio climático también aumenta los riesgos, indicó la fuente y detalló que las áreas costeras están en mayor peligro por el aumento del nivel del mar.
Expertos coinciden en que combatir el problema exige una variedad de herramientas, desde la sensibilización, adopción de prácticas sostenibles de manejo del suelo, la promoción de la innovación tecnológica hasta un mayor compromiso político.
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