En las redes de Internet, el director del semanario Hildebrandt en sus 13 es acusado de ser antipatriota, de ‘servir al comunismo’ y someterse al Gobierno, pese a que en su larga trayectoria no ha sido muy cercano a la izquierda y es crítico de la administración del presidente Pedro Castillo.
Los ataques provienen en su mayoría de los llamados ‘troles’, es decir elementos que esconden sus nombres en seudónimos y se dedican a denostar por encargo a cuanto diga o haga cualquier personaje ajeno a la derecha extrema.
La furia de quienes atacan al periodista se debe a que en la reciente edición del semanario Hildebrandt en sus 13, planteó que ‘ahora más que nunca hay que cambiar la constitución que perpetró el fujimorismo’, es decir la carta magna neoliberal aprobada con dudosa legalidad en 1993, bajo el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), hoy en la cárcel por crímenes de lesa humanidad.
‘¿Qué tiene de sacro e inmutable un texto hecho en plena dictadura bajo el esquema thatcheriano de que solo lo privado es bueno y que el Estado es un obstáculo para el emprendedurismo, la libertad y la plenitud de la democracia?’, reflexiona Hildebrandt.
Refiere que la derecha local, tras perder las elecciones con la victoria del maestro rural Pedro Castillo, ha lanzado el mensaje de que podrá ser derrotada en las urnas, ‘pero no nos podrá cambiar la constitución.
‘En resumen, la Constitución de 1993, no se cambia. Esa es la garantía que consideramos no negociable. Y si insistes, vamos a la guerra civil’, la ingobernabilidad y la desestabilización con fuerte apoyo de un concierto mediático.
Señala más adelante que cambiar la carta magna ‘es casi un deber sanitario. Será librarnos de la tutela ‘principista’ impuesta por una banda que saqueó el país y pudrió todo lo que rozó’.
El texto de Hildebrandt se publicó tras la aprobación por el Parlamento, bajo control derechista, de una ley que le amputa las opciones constitucionales de disolver el Legislativo ante su actitud obstruccionista, lo cual ha sido denunciado como aprestos de un ‘golpe blando’ congresal contra el presidente Castillo.
La primera ministra, Mirtha Vásquez, declaró recientemente que el proyecto gubernamental de promover una asamblea constituyente no es prioritario y que lo más importante es reactivar la economía y enfrentar la crisis del sistema de salud y de la educación, pero los voceros de la derecha quieren una renuncia total al proyecto.
Grupos de exmilitares plantean abiertamente el golpe, para impedir el cambio constitucional, y la mayoría parlamentaria y la prensa neoliberal se niegan a la sola idea de un referendo que consulte al pueblo si quiere o no una nueva carta magna.
Con el mismo objetivo, un grupo de empresarios anunció que aportará fondos a un paro de transportistas que desestabilice al gobierno y se intensifica la guerra mediática contra el ejecutivo.
mem/mrs