‘Como gobierno del pueblo, somos y seremos respetuosos con la libertad de empresa. El gasoducto que llevará el gas al sur del país es nuestra prioridad, así como su masificación en beneficio de todos los peruanos. Ese es nuestro compromiso asumido con el pueblo y lo cumpliremos’, escribió en Twitter.
El mandatario matizó así su llamado de la víspera al Parlamento, a elaborar ‘una ley conjunta sobre la estatización o la nacionalización del gas de Camisea’ porque es necesario darle a los peruanos lo que el pueblo ha producido.
La declaración y las inusitadas reacciones empresariales en contra y el manejo de la prensa del tema, junto a un comentario del conservador presidente del banco Central, Julio Velarde, en el sentido que las palabras de Castillo afectaban negativamente las expectativas de los inversionistas.
La Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, empresarial, calificó las declaraciones de ayer de Castillo como una amenaza nefasta que atenta contra la inversión privada y quebranta la reactivación económica en curso.
El director ejecutivo de la entidad que agrupa a las transnacionales que explotan recursos peruanos, Pablo de la Flor, afirmó que lo dicho por Castillo solo alimenta la inestabilidad y la desconfianza entre los inversionistas.
Con anterioridad, el jefe de Estado precisó que entiende por nacionalización el control del destino y el uso del gas natural extraído del subsuelo y patrimonio nacional.
De la Flor se sumó además a las presiones al Gobierno para que desista de su proyecto de impulsar una asamblea constituyente y sostuvo que esta solo espantará a la inversión y afectará la generación de empleos.
El clima derivado motivó una ligera devaluación del sol, moneda nacional, lo que economistas críticos del modelo neoliberal consideran producto de maniobras especulativas de fines políticos.
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