Un reportaje del diario Yomiuri predijo que el PLD se acercaría a la mayoría, pero podría quedarse corto.
En tanto, otra pesquisa reciente del cotidiano Asahi predijo que el grupo perdería escaños, aunque mantendría los 233 que necesita para sostener la mayoría parlamentaria.
De no alcanzar esa cifra, Fumio Kishida podría ser en otro primer ministro a corto plazo, y Japón regresaría a la incertidumbre política que ha marcado sus últimos meses.
Según especialistas, el PLD, que ha gobernado Japón durante la mayor parte de la era de la posguerra, se lo juega toco mediante su coalición con el opositor Komeito.
En cualquier caso, se espera que la agrupación no llegue a los 276 escaños (de un total de 465) que tenía antes de que Kishida convocara a estos comicios apenas asumir su cargo.
La elección del domingo es la más impredecible desde que el PLD regresó al poder bajo Shinzo Abe en 2012, una victoria que puso fin a años de parálisis política causada por los primeros ministros temporales.
No obstante, los últimos 20 meses han sido muy agitados, después de que Abe renunció por mala salud el año pasado y fue sucedido por Yoshihide Suga, quien renunció en septiembre debido a la desaprobación generalizada de su manejo de la pandemia.
Con alrededor del 40 por ciento del electorado aún indeciso, se espera una de las participaciones más bajas en la era de la posguerra, apenas por encima del mínimo histórico registrado en 2014 (52,66).
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