En Francia, a donde arribará el próximo 3 de noviembre, Merkel será acogida por el presidente Emmanuel Macron, en la ciudad de Beaune (centro), y recibirá la insignia de la Gran Cruz de la Legión de Honor, el mayor reconocimiento al mérito que otorga ese país.
Antes, y por invitación del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, visitó Grecia, nación muy afectada por las políticas de austeridad que rigieron sus relaciones con Berlín durante los 16 años de mandato de la saliente jefa del Gobierno.
Allí Merkel reconoció algunos «momentos difíciles» en los vínculos, pero destacó que siempre primó el diálogo.
El diario alemán Bild la consideró en su momento como «una de las mujeres más odiadas en la nación helena», mientras Mitsotakis dijo días atrás en Bruselas que “la política alemana hacia su país fue más allá de lo que la sociedad griega podía aguantar».
La presidenta helena, Ekaterina Sakellaropoulou, recibió también a Merkel con quien dialogó sobre temas relativos a las relaciones con Turquía, la migración y la situación en Libia.
Mientras aquí tuvo lugar la primera sesión de la vigésima legislatura en la Cámara Baja del Parlamento (Bundestag), de la que emergió la diputada socialdemócrata Barbel Bas, como nueva líder, la tercera mujer en ascender ese cargo.
Bas representa a la fuerza política más votada en las elecciones del 26 de septiembre en las que la CDU sufrió su primera gran derrota de los últimos 16 años.
El actual equipo de gobierno recibió de manos del mandatario Frank-Walter Steinmeier los diplomas de cese formal, con lo cual pasarán a ejercer sus cargos en funciones hasta la concreción del nuevo gabinete.
Previamente, el mandatario pidió a la Merkel mantenerse al frente de la Cancillería Federal hasta el nombramiento de un sucesor.
Esa acción es responsabilidad de los nuevos legisladores quienes, de acuerdo con analistas, apostarán por Olaf Scholz, actual vicecanciller y líder socialdemócrata, si este logra un acuerdo de coalición con el Partido Democrático Libre (FDP) y Los Verdes que le otorgue mayoría parlamentaria.
Las conversaciones ya están en curso pero el período para llegar a un pacto final pudiera extenderse toda vez que la Constitución no fija un plazo para ese trámite.
En tanto la jefa de gobierno, quien cuenta con reconocimiento regional, recibió otras muestras de apoyo a su gestión, durante una cumbre de la Unión Europea (UE) celebrada días atrás en Bruselas, Bélgica, sede del mecanismo comunitario.
Yo la echaré de menos, el continente la echará de menos y los luxemburgueses también, dijo a la prensa el primer ministro del Gran Ducado, Xavier Bettel, a su llegada a la cita, posible última reunión de la UE con la presencia de Merkel como líder del ejecutivo germano.
De su lado, el recién estrenado canciller austriaco, Alexander Schallenberg, expresó que alguien que permaneció tanto tiempo como dirigente dentro del mecanismo regional dejará un “hueco tras de sí”.
Bajo esa pauta los líderes del futuro ejecutivo tripartito alemán tratan de lograr un acuerdo de coalición para finales de noviembre y de esta forma entrar en funciones a principios de diciembre.
Las pláticas para la formación del nuevo Gobierno entre el Partido Socialdemócrata (SPD), los Verdes y los liberales del FDP entran a partir de este miércoles en los detalles finales.
Cerca de 300 negociadores, repartidos en 22 grupos, trabajan por limar las diferencias que aún les separan y alcanzar ese objetivo, según portavoces de dichas fuerzas políticas.
Las desavenencias giran en torno a la política fiscal y de empleo, ayudas sociales, digitalización y migración.
De cumplirse el calendario, las actuales serán las negociaciones más cortas para formar coalición de las últimas legislaturas y entonces el nuevo ejecutivo deberá recorrer un camino que lo identifique y distinga de su antecesor.
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