“Mi renuncia está fuera de discusión”, ratificó, tras la tensión diplomática que estalló entre el país con costas al mar Mediterráneo oriental y países de la península Arábiga.
La afirmación de Kordahi reafirma sus intenciones de no pedir disculpa alguna a Arabia Saudita por sus declaraciones de estimar absurdo el conflicto bélico impuesto a Yemen por una coalición liderada por Riad.
Con motivo de esas afirmaciones, emitidas a título personal y un mes antes de asumir el cargo, el reino del desierto retiró a su embajador en Beirut, exigió al libanés abandonar territorio saudita y suspendió las importaciones.
Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin adoptaron igual decisión, mientras Qatar censuró la postura de Kordahi y pidió cordura para aminorar las diferencias entre hermanos.
El canciller libanés, Abdala Bou Habib, encomió una declaración mesurada de Omán y lamentó el empeoramiento de las relaciones con países árabes, a la vez que recabó moderación y diálogo para evitar una escalada.
Bou Habib reiteró la posición libanesa de estrechar y mantener los mejores vínculos con los hermanos árabes de la península Arábiga.
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