El canciller Abdalah Bou Habib opinó que la autodenominada Resistencia islámica es una parte importante del Gobierno, el Estado y el Parlamento.
Líbano quiere conservar sus excelentes relaciones con Arabia Saudita a través del diálogo, pero no del dictado, porque son dos países soberanos e independientes.
Citado por el canal Al Manar, observó que la disculpa está fuera de discusión, pues Hizbulah no controla el país y aunque posee un ala militar, esta última no la usa hacia lo interno.
Si los sauditas quieren al jefe de la Resistencia, Hassan Nasrallah, no podemos dárselo, subrayó.
El Partido de Dios es un componente fuerte de la nación, añadió, quizá el más fuerte, pero no tiene monopolio político.
Con anterioridad, el Ministerio saudita de Relaciones Exteriores refirió que la crisis entre Beirut y Riad tiene su origen en el dominio de la Resistencia islámica libanesa.
“Líbano invita a las autoridades sauditas a conversaciones para resolver todos los problemas pendientes y no sólo la más reciente, de modo que no se repita la misma crisis”, apuntó el ministro de Relacione Exteriores.
Bou Habib indicó que la solución del diferendo actual llegaría mediante el diálogo, la comunicación y la confianza, y no con imposición.
El viernes último, Arabia Saudita dio 48 horas al embajador libanés para que abandonara el país, retiró a su similar de Beirut y suspendió todas las importaciones procedentes de Líbano.
Para esas decisiones, Riad pretextó lo dicho por el ministro libanés de Información, George Kordahi, sobre lo absurdo de la guerra en Yemen y que los rebeldes hutíes se defienden de una agresión encabezada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
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