O’Rourke se presentó hoy a la carrera por la gobernación de Texas, rivalizando a un republicano ultraconservador y bien financiado que lleva dos mandatos en el cargo, en una apuesta arriesgada por ganar un puesto que los demócratas ocuparon por última vez en 1995, reseña el rotativo.
El anuncio preparó inmediatamente el escenario para un enfrentamiento político en noviembre próximo sobre el futuro de Texas en un momento en que el estado -con sus ciudades en expansión y su población diversificada- parece estar cada vez más en juego, indica.
Excongresista de El Paso y candidato presidencial demócrata en 2020, O’Rourke fue un favorito de los demócratas de Texas y de los activistas del partido desde su carrera contra el senador Ted Cruz en 2018.
Aunque perdió la carrera por el Senado por casi tres puntos porcentuales, el hecho de que estuviera cerca de desbancar al senador republicano titular transformó al político en una figura nacional y convenció a muchos demócratas de que el estado estaba en la cúspide de volverse azul.
En su apuesta, el aspirante tratará de desbancar a Greg Abbott, el gobernador republicano que busca la reelección para un tercer mandato aunque en una encuesta reciente O’Rourke casi niveló los apoyos en un hipotético enfrentamiento, y otra lo mostró perdiendo por nueve puntos porcentuales.
El reto no es fácil para el aspirante luego que el expresidente Donald Trump arrasó en el estado por casi seis puntos y ganó terreno a los republicanos entre los votantes hispanos en el bastión demócrata del Valle del Río Grande.
La última demócrata en ser gobernadora de Texas fue Ann Richards, que ganó la elección en noviembre de 1990 y estuvo en el cargo desde enero de 1991 hasta enero de 1995.
Aparte de darles una oportunidad en la mansión del gobernador, los demócratas esperan que la presencia de O’Rourke en la parte superior de la boleta aumentará la participación y ayudará a los candidatos azules en las elecciones en todo Texas, apunta el Times.
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