Según la revista Proceedings of the Royal Society, ellas están orientadas a experimentar lo que sienten sus nietos cuando interactúan con ellos.
Si ellos sonríen, sienten la alegría del niño, pero si el infante llora, ellas se angustiarán.
Durante el estudio, los científicos escanearon los cerebros de las abuelas mientras estas observaban fotos de los pequeños, algo que proporcionó una instantánea neuronal de este vínculo intergeneracional tan especial.
Pudo comprobarse –según la fuente -una activación en áreas del cerebro asociadas a la empatía emocional.
Contrariamente, cuando ven fotos de sus hijos, se activa la zona vinculada con la empatía cognitiva, pues tratan de entender lo que sus descendientes adultos están pensando o sintiendo, y el por qué.
Aunque la investigación no profundizó en este aspecto los expertos consideran probable que los niños desarrollan la capacidad para manipular a madres y abuelas.
Los hijos adultos –en opinión de los especialistas- no tienen el nivel para lograr la respuesta emocional de las abuelas con sus nietos, las cuales pueden desempeñar un papel importante en la vida social y el desarrollo de un menor.
A menudo las personas asumen que los padres son los cuidadores más importantes junto a las madres, pero eso no siempre es cierto, en algunos casos, las abuelas son las principales ayudantes, puntualizan los científicos.
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