Algunos sondeos, como el de la Universidad de Quinnipiac publicado el jueves pasado, muestran que la mayoría de los votantes preferirían que los republicanos controlen el Senado.
Los números de aprobación cada vez más bajos del presidente Joe Biden también son motivo de preocupación, ya que la popularidad del mandatario está como promedio en 42,5 por ciento como promedio, según el sitio FiveThirtyEight.
Las recientes victorias republicanas en las gobernaciones de Virginia y Nueva Jersey mostraron que el partido rojo puede ganar incluso sin el apoyo de la figura del expresidente Donald Trump.
Por otro lado, el boletín estadounidense Cook, que analiza elecciones y campañas, proyectó a los republicanos como vencedores en las carreras por el Congreso en Arizona, Georgia y Nevada después de prever como favoritos en esos estados a los demócratas.
Según un análisis divulgado en el diario The Hill, la base de ese partido está desmoralizada tras meses de discrepancias internas tanto sobre el proyecto de gasto social como el de infraestructuras, este último finalmente promulgado la semana pasada. La senadora Amy Klobuchar dijo a ese medio especializado en temas del Congreso que la mejor manera de obtener mejores resultados en las encuestas es aprobar una legislación significativa, por lo cual apuestan todo a la iniciativa de inversiones sociales y climáticas de 1,75 billones de dólares.
Por otro lado, los aliados de la actual administración saben que la situación económica, especialmente el aumento de la inflación, influye seriamente en sus votantes a pesar de la disminución del desempleo.
Por lo que significa desde el punto de vista político, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain, y el líder de la mayoría del Senado, Charles Schumer insisten en que el paquete Build Back Better (Reconstruir Mejor), en el cual se incluye el proyecto de gasto social, puede ayudar a reducir la inflación.
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