Esa unión considerada «tardía», que también involucra hoy a Innovación y Unidad, responde, en primer término, a la necesidad de enfrentar y vencer al narcoestado, el restablecimiento del orden democrático y del estado constitucional, refirió en exclusiva a Prensa Latina el economista hondureño Jorge Nelson Ávila.
El precandidato presidencial por el Movimiento 5 de Julio de Libre en 2013 y 2020, consideró que el vínculo generará un incremento en el número de votos reales y estimó que, tras el ejercicio del sufragio este 28 de noviembre, la alianza opositora alcanzará aproximadamente 70 por ciento.
«Muchos de los denominados independientes se mostraron favorables a ese vínculo, cuyo propósito a corto plazo es sacar del poder al oficialista Partido Nacional. En más de una década de gobierno cometieron fraude, coacción, terror, represión y centenares de asesinatos por motivos políticos», sentenció.
El exministro durante el gobierno de Manuel Zelaya aludió a un informe difundido por las Naciones Unidas luego de las «inconstitucionales y fraudulentas» elecciones de 2017, el cual evidenció la existencia de 23 personas ultimadas durante el proceso comicial.
Ávila reconoció que, pese a la pluralidad de ideologías, incluidos pensamientos neoliberales y centralizadores del poder, dentro de la alianza puede existir un consenso respecto a la eliminación de leyes antidemocráticas como la Ley de Escuchas Telefónicas, para invadir las llamadas de los opositores.
Otro de los dictámenes impopulares es la Ley de Secretos que, a juicio del también consultor internacional, viola el principio de transparencia pues el gobierno maneja de manera oculta el dinero incautado a los autores de sucesos ilícitos o a grupos criminales, y también disposiciones ajenas a la soberanía nacional.
12 AÑOS DE GOBIERNOS NEOLIBERALES
Honduras experimenta mayor pobreza, desigualdad, endeudamiento, una base productiva que no garantiza la soberanía alimentaria, baja producción y poca capacidad competitiva exportadora, sumado a otros elementos ético-sociales como alta corrupción e ineficiencia del aparato ejecutivo.
«En nuestro programa gubernamental hablamos de la refundación de un país que quedó en ciernes. La llegada a la presidencia de la representante de Libre, Xiomara Castro, sería un suceso sin precedentes en la historia por su propuesta de integración y su visión liberadora, democrática y pluralista», señaló el académico.
En contraste, la consolidación del Partido Nacional con el postulante Nasry Asfura, aseguró, representaría la profundización del caos, violencia y enfrentamiento, «el advenimiento de la peor crisis política en la historia» y la consolidación del abuso, persecución y exclusión económica.
«Lamentablemente advierto las posibilidades de sucesos violentos, sea cual sea el resultado, como consecuencia de la publicidad falsa y engañosa empleada por el actual gobierno para infundir terror. La sociedad hondureña recibe esas manipulaciones mediáticas en términos religiosos e ideológicos», señaló Ávila.
VIOLENCIA: UNA REALIDAD PREOCUPANTE
La violencia pre y postelectoral es «normal, estructural, histórica y permanente», con expresiones como la miseria y la inequidad y, en las últimas dos semanas, ascienden a ocho los candidatos asesinados, si bien la Secretaría de Seguridad intentó desmentir las razones políticas de los hechos.
«Estas elecciones son muy particulares pues, por primera vez, el gobierno de Estados Unidos reconoce, mediante la Corte Suprema de ese país, que en Honduras existe un narcoestado. Estamos frente a personas, incluso, relacionadas con el crimen organizado sin ética o justicia», aseguró.
Desde hace un tiempo, las organizaciones de la sociedad civil, las iglesias, los analistas y diferentes instancias locales y foráneas apuestan por un proceso limpio y exhortan a los partidos a la firma de un acuerdo, con el cual sus máximos exponentes se comprometan a terminar con las rivalidades extremas.
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