Los miembros de la Confederación de Sindicatos Japoneses, conocida como Rengo, llegaron a un acuerdo para exigir durante las próximas negociaciones de presupuesto un incremento salarial de alrededor del dos por ciento y un aumento anual de otro dos por ciento.
El lento crecimiento en las remuneraciones se ha atribuido en parte a la debilidad de la demanda interna en Japón y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, está pidiendo un aumento salarial de más del tres por ciento el próximo año.
La demanda de Kishida está dirigida a las empresas que ven cómo sus ganancias se recuperan a niveles prepandémicos, en consonancia con su promesa de de lograr el crecimiento económico y la distribución equitativa de la riqueza.
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