El proceso electoral de diciembre de 2020, en el cual venció Faustin-Archange Touadéra -quien cumple ahora su segundo mandato presidencial-, fue rechazado por grupos armados insurgentes y la oposición política; la victoria del mandatario en la consulta incentivó el conflicto bélico.
Iniciada en enero, esa contienda enfrentó a las facciones antigubernamentales de la Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC) con las tropas del Ejército Nacional y sus aliados, entre estos el contingente de la Misión de la ONU (Minusca).
La CPC está integrada entre otros destacamentos por miembros de Seleka (musulmanes), el Movimiento Patriota por Centroáfrica (MPC), el Frente Popular por el Renacimiento (FPRC), el grupo Retorno, Reclamación y Rehabilitación (3R), la Unidad por la Paz (UPC) y rebeldes antiBalaka (cristianos).
Esa pugna política se desató tras las autoridades pertinentes excluir de la candidatura a las elecciones presidenciales de diciembre pasado al exmandatario François Bozizé, quien entró al país clandestino desde el exilio y pretendió postularse para la consulta; luego de ser rechazado, pasó a comandar los destacamentos de la CPC.
Si bien la guerra en 2013 se caracterizó por enfrentamientos entre guerrillas musulmanas y cristianas, en la de 2021 el factor confesional parece menos dominante al unirse unos y otros contra las fuerzas del Gobierno.
La crisis resulta de la lucha de los rebeldes por apropiarse de zonas ganaderas y tierras ricas en diamantes, oro y uranio. En la confrontación, la mayoría de las víctimas son civiles que perecen por ataques a inmuebles, así como áreas de servicios públicos, escuelas, centros de atención sanitaria, templos e instalaciones de desplazados.
Durante este año la oposición armada se organizó y mostró su capacidad operativa al desatar en enero-febrero una ofensiva contra Bangui, la capital del país, a la que bloqueó e intentó asfixiar con cortes de los suministros de primera necesidad, aunque no logró ocuparla.
RESPUESTAS FUERTES DEL GOBIERNO
Ese asedio reveló la necesidad de respuestas fuertes por parte del gobierno y sus tropas, que detuvieron un asalto contra Bangui, iniciaron el proceso de recuperación de territorios y la rehabilitaron de vías para el trasiego de ayuda humanitaria, pero el conflicto continuó en la periferia de la urbe.
Al inicio de 2021, el presidente Touadéra alertó sobre la peligrosa situación en que se hallaba el país: “Tengo el doloroso deber de decirles esta noche que estamos en guerra, la República está en guerra. Su supervivencia está amenazada. Esta guerra asimétrica la vamos a ganar», precisó en un discurso por el Año Nuevo.
El conflicto en la RCA afecta a la cuarta parte de la población, según el Alto Comisionado de ONU para los Refugiados (Acnur).
En poco tiempo la violencia se recrudeció y el mandatario denunció violaciones de los derechos humanos: «En su frenesí, los criminales matan, violan a nuestras mujeres, nuestras hermanas y nuestras hijas, destruyen los cultivos, la infraestructura socioeconómica del país y saquean nuestros recursos naturales», apuntó.
INCREMENTO DE LA POBREZA, VIOLENCIA, DESPLAZAMIENTO FORZOSO
El deterioro causado por la guerra ahondó la pobreza en la RCA, el segundo Estado menos desarrollado del mundo según criterio de la ONU. Esa pugna sólo la atenuó el Gobierno al decretar unilateralmente un frágil alto al fuego en octubre pasado.
Además, en el escenario nacional incidió negativamente la propagación de la pandemia de la Covid-19, que causó cerca de 12 mil contagios y un centenar de decesos, lo cual evidenció la escasa base para la asistencia sanitaria, una parte de ella destruida por los ataques de los grupos antigubernamentales.
Estos datos oficiales correspondieron al avance de la enfermedad hasta noviembre de 2021, conforme reportes de la Organización Mundial de la Salud.
En el escenario social también la RCA informó que alrededor de 1,3 millones de sus niños necesitan ayuda humanitaria y tristemente -señaló el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef)- uno de cada 10 menores muere antes de cumplir los cinco años de edad, en su mayoría por enfermedades curables.
No obstante, el componente más sobresaliente de la dinámica del país en 2021 fue la violencia, que provocó el desplazamiento forzoso de cerca de un millón y medio de personas, en tanto se desconocen cifras exactas de muertos y heridos; las estadísticas permanecen como parciales hasta el cierre del año.
República Centroafricana, con una superficie de 622 mil 984 kilómetros cuadrados y una población estimada de 4,7 millones de habitantes, transitó el año entre enormes desafíos.
Muchos de estos retos son letales, y se presume que deberá enfrentar sus venideros procesos con una voluntad constructiva y vasta inteligencia política para superar las problemáticas de 2021.
arb/mt
(*) Periodista de la Redacción Internacional de Prensa Latina