La actual administración, que organiza el evento para los días 9 y 10 de diciembre, parece querer dividir al mundo en “buenos y malos”, a pesar de una fuerte negación de tal intención, señala el diario.
Cuando se le preguntó a la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, sobre los criterios para escoger a los participantes, la vocera respondió que una invitación no es un sello de aprobación del enfoque de la democracia de un país determinado, ni la exclusión significa lo contrario.
Un representante del gobierno de Hungría, única nación de la Unión Europea apartada de la cita, dijo al Post que era una decisión “irrespetuosa” por parte de Estados Unidos, que en su opinión los dejó fuera de la reunión por su proximidad con la administración anterior del expresidente Donald Trump.
El supuesto objetivo de la cumbre virtual es reunir a líderes del gobierno, la sociedad civil y el sector privado para establecer una agenda afirmativa para la renovación democrática y abordar las mayores amenazas que enfrentan las democracias hoy en día.
El propio diario Politico comenta que el encuentro se produce mientras la democracia estadounidense enfrenta amenazas, desde luchas partidistas que socavan la elaboración de leyes hasta insurrectos dispuestos a atacar al Capitolio por un supuesto fraude electoral.
Países como China y Cuba cuestionaron que Estados Unidos, nación polarizada y con tantos problemas internos, pueda dar lecciones a otros, y criticaron los esfuerzos para obligar al mundo a copiar el modelo democrático occidental.
«La convocatoria selectiva a una cumbre que dice ser sobre democracia es muestra de debilidad de Estados Unidos, incapaz de encarar en la ONU el desprestigio y aislamiento de su política exterior», afirmó el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
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