El máximo responsable de la ONU en esa nación, Volker Perthes, explicó ante el Consejo de Seguridad que Sudán enfrenta una crisis política mientras las principales autoridades debaten el camino a seguir.
En noviembre, el primer ministro Abdalla Hamdok fue restituido después de haber sido detenido en el golpe de Estado junto con otros altos funcionarios y activistas políticos.
Antes de la crisis, los líderes militares y civiles compartían el poder en la transición a la democracia tras la destitución en abril del 2019 del presidente Omar Al-Bashir, quien gobernó durante 30 años.
El golpe provocó protestas generalizadas, y más de 40 personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad, explicó.
«El ascenso forzoso de los militares dejaron al descubierto la desconfianza entre los poderes dominantes. El acuerdo del 21 de noviembre no condujo a la recuperación de la confianza perdida», dijo Perthes, quien dirige la misión de asistencia de la ONU en Sudán (Unitams).
El pacto se enfrenta a una importante oposición por parte de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, una coalición civil que dice sentirse traicionada por el golpe y que ahora rechaza cualquier trato con los militares.
La formación del gobierno, los nombramientos de alto nivel y el establecimiento de las instituciones de transición pondrán a prueba la voluntad y la capacidad de las principales fuerzas del país para buscar una salida común a la crisis, añadió el alto representante.
El enviado de la ONU subrayó la disposición de la organización para facilitar un diálogo inclusivo, que incluya cuestiones no resueltas y trate cuestiones más amplias como parte del proceso de reforma constitucional.
«Los líderes militares y políticos de Sudán tendrán que reconstruir principalmente la confianza con su propio público interno, especialmente con la generación joven”, añadió.
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