El secretario de Defensa, Lloyd Austin, aprobó las recomendaciones del jefe del Comando Central, general Kenneth McKenzie, y del líder del Comando de Operaciones Especiales, el general Richard Clarke, de no emprender ninguna acción administrativa contra los implicados.
No hay pruebas suficientes para responsabilizarlos, señaló el portavoz del Pentágono, John Kirby.
El ataque se produjo en los días finales de la presencia estadounidense en el territorio afgano y, según dijo el Departamento de Defensa en septiembre pasado, fue un «error trágico» que mató a civiles, incluidos siete niños.
Sin embargo, antes de eso, jefes militares norteamericanos manifestaron que la acción era necesaria para evitar “una amenaza inminente del Estado Islámico” contra las fuerzas que se encontraban en ese momento en un proceso de evacuación en el aeropuerto de Kabul.
Una investigación oficial sobre el incidente revelada en noviembre pasado no encontró ninguna violación de las leyes de la guerra, pero descubrió que hubo «errores de ejecución» en el período previo al ataque.
El ejército estadounidense ha matado a miles de civiles por accidente en zonas de guerra en lugares como Afganistán, Iraq, Siria y Somalia en los últimos 20 años, pero rara vez responsabilizó a personas específicas, subrayó el diario The Hill.
acl/avr