El grueso de los desplazados proviene de la zona de Sarakoira, región nigerina en la frontera con Mali, donde los límites entre países, al igual que en el resto de África, son inexistentes en la práctica cotidiana.
Familias enteras residen en poblaciones a ambos lados de los bordes entre dos países que atraviesan varias veces al día sin necesidad de pasaportes u otros trámites.
Las fronteras africanas fueron trazadas por las potencias coloniales en correspondencia con sus intereses, fuente de muchos de los conflictos que enfrentan a los países del continente.
Los desplazados internos de Anzourou huyen por sus vidas ante el auge de los ataques de grupos islamistas que disparan a discreción contra los civiles inermes en sus campos de cultivo o reunidos en las mezquitas y roban su ganado y otras pertenencias.
Las autoridades locales aconsejaron a la población dejar su lugar de residencia ante la amenaza de nuevas operaciones de los islamistas, que las autoridades malienses esperan detener con la autorización, decretada la víspera, del despliegue de tropas de Chad en su territorio.
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