Aún sin terminar diciembre, en los últimos 11 meses hubo mil 516 muertes más que en 2020 por armas de fuego y mil 39 personas más que en el periodo anterior resultaron heridas por esos artefactos, publicó la organización entidad en su cuenta de Twitter.
En total, son más de 43 mil muertes relacionadas con artefactos de fuego solamente entre enero y noviembre, lo que convierte al año que casi concluye en el más mortífero por incidentes relacionados con disparos en la última década.
Además, resalta el alto número de tiroteos masivos, registrados hasta ahora 685, es decir 74 más que el año anterior, muestra de que la cifra va en ascenso desde 2014, aunque los datos no son definitivos porque aún faltan varios días para terminar 2021.
La violencia por armas de fuego es un problema en este país, donde el fácil acceso a esos medios letales hace que el 42 por ciento de los hogares posea un dispositivo de ese tipo, de acuerdo con datos de la plataforma digital Statista.
Además, la nación registra el 40 por ciento de las armas que circulan en manos de civiles en el mundo con apenas el cuatro por ciento de la población a nivel global.
En ese sentido, se estima que hay más de 390 millones de armas de fuego en poder de civiles en territorio estadounidense, lo que equivale a cerca de 102 de esos artefactos por cada 100 habitantes.
A pesar de esas cifras, el Congreso se niega a limitar el acceso a las armas en una nación donde diariamente más de un centenar de personas sufren disparos, pero colectivos como la poderosa Asociación Nacional del Rifle presionan a los legisladores para rechazar cualquier cambio.
Mientras se mantiene el desacuerdo en el legislativo, es la población estadounidense, en especial las minorías negras y latinas, las que ponen las cuotas de muertos y afectados por el flagelo, evidencian encuestas y estadísticas oficiales.
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