Según Sewing la tendencia de la inflación es un cambio de nivel, por lo tanto aquellas tasas por debajo del 2,0 por ciento -en la última década- crecerán en el entorno del 2,5 al 3,0 por ciento en los próximos años.
En el caso de Alemania, el país deberá afrontar varios factores que a largo plazo harían subir los precios, consideró Sewing.
Entre estos, la escasez de trabajadores cualificados, la reestructuración de la economía hacia la sostenibilidad y el reajuste de las cadenas de suministro mundiales.
La mayor movilidad laboral podría hacer subir los salarios en algunos lugares, porque incluso las empresas medianas en el interior de Alemania tienen que competir de pronto con los puestos de trabajo de las grandes empresas en las metrópolis, indicó el también director ejecutivo del Deutsche Bank.
Alemania es considerada la locomotora de la Unión Europea y una de las 10 economías más importantes del mundo, pero en noviembre la inflación alcanzó el 6,0 por ciento.
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