En su primer discurso del año, Starmer intentó sacar provecho a la caída de la popularidad del primer ministro Boris Johnson por su mala gestión de la pandemia de la Covid-19 y a los escándalos de corrupción y tráfico de influencia que acosan al partido gobernante.
No creo que la política sea una sucursal de la industria del entretenimiento, sino algo muy serio, pero me temo que estamos retrocediendo, pues tenemos un primer ministro que piensa que las reglas aplican para todos menos para él, expresó.
Tras acusar a Johnson de arriesgar la unidad del Reino Unido con los términos del acuerdo posBrexit para Irlanda del Norte, Starmer prometió a los británicos un “contrato” de Gobierno enfocado en la prevención de la criminalidad y el mejoramiento a largo plazo del Servicio de Salud Pública.
El líder laborista, quien reemplazó en el cargo al dimitente Jeremy Corbyn en abril de 2020, aseveró que su partido es profundamente patriótico, pero no nacionalista, una aclaración que algunos analistas interpretaron como un rechazo adelantado a cualquier alianza con el Partido Nacional Escocés para llegar al poder.
Los comicios generales en Reino Unido están previstos para mayo de 2024, pero no se descarta que se adelanten, sobre todo después de los tropezones dados por Johnson, quien ha visto mermar su popularidad no solo entre el electorado, sino entre los miembros de su propio partido.
Según encuestas realizadas en las últimas semanas, los laboristas aventajan a los conservadores en la intención de voto por primera vez desde la aplastante victoria que lograron los Tories en las elecciones de diciembre de 2019.
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