La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, explicó que la región está ante un periodo de enorme incertidumbre en el que se profundizan las asimetrías y se enfrentará a un menor incremento del Producto Interno Bruto (PIB) y del comercio.
Precisó que la desaceleración económica ocurre en medio de grandes disparidades en las capacidades de los países desarrollados, emergentes y en desarrollo para implementar políticas sociales, monetarias, de salud y de inmunización para una recuperación sostenible de la crisis desatada por la pandemia de la Covid-19.
La Cepal prevé que Brasil, la economía más grande, será la que menos avance este año en apenas un 0,5 por ciento, mientras México lo hará 2,9, Colombia 3,7 y Chile 1,9 por ciento.
Bárcena señaló que un escenario como el que plantea el 2022, se debe a que los mercados laborales no se han recuperado del golpe asestado por la emergencia sanitaria.
“La pandemia tuvo una afectación muy fuerte en la informalidad, que se espera aumente con efectos sociales devastadores”, abundó y añadió que éstos se observan claramente en la vulnerabilidad de algunos sectores de la población, como las mujeres.
No obstante, la Cepal espera una ligera mejoría en los niveles de pobreza y pobreza extrema, con una disminución del 1,5 por ciento de la primera y del 0,7 por ciento en la segunda.
El estudio de ese organismo de la ONU atribuye la compleja realidad de la región en 2022 a la perseverancia e incertidumbre sobre la evolución de la pandemia, la fuerte desaceleración del crecimiento mundial y la persistencia de la baja inversión, de la productividad y la lenta recuperación del empleo.
También a la persistencia de los efectos sociales provocados por la crisis, un menor espacio fiscal, los aumentos inflacionarios y los desequilibrios financieros.
El informe destaca que el menor crecimiento mundial significará una menor demanda externa y un reducido crecimiento del comercio mundial, lo que impactará directamente a las economías latinoamericanas.
Con relación a los precios de las materias primas, de cuyas exportaciones depende gran parte del PIB regional, las proyecciones apuntan a una disminución o, en el mejor de los casos, a que se mantengan al nivel de 2021, pero no a que suban.
msm/crc