Para el 30 por ciento de los entrevistados es necesario acabar con el obstruccionismo, método que permite al partido minoritario bloquear a la mayoría a menos que cuente con el apoyo de 60 de los 100 miembros; mientras el 42 por ciento está de acuerdo con la norma, según el sondeo del diario Politico y Morning Consoult.
Estos resultados llegan cuando el jefe de la Casa Blanca presiona a los legisladores para modificar las reglas de la Cámara Alta con el objetivo de avanzar en su agenda de gobierno, en especial con dos proyectos que garanticen el derecho al voto de todos los ciudadanos.
Ante la avalancha de normativas locales que restringen el acceso de minorías a las urnas en estados controlados por republicanos, Biden expresó la víspera en Atlanta, Georgia, que “la amenaza a nuestra democracia es tan grave” que es imprescindible adoptar medidas para revertirlas.
Aún con el riesgo político que representa alterar las reglas parlamentarias, el ocupante del Despacho Oval prometió este martes luchar por los derechos civiles en tierras de Martin Luther King.
El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, apoya al mandatario, pero un cambio en las normativas internas parece ser una posibilidad remota mientras dos congresistas demócratas se resisten: Joe Manchin y Kyrsten Sinema, cuyos votos son imprescindibles para lograr ese objetivo.
La Cámara de Representantes adoptó dos proyectos el año pasado relacionados con el voto: la llamada Ley Para el Pueblo y la Ley de Promoción de los Derechos Electorales John Lewis, pero esos textos no tienen de momento ninguna oportunidad de superar el bloqueo republicano en el Senado.
Aunque desde 1965 está en vigor la Ley de Derechos Electorales que prohíbe la discriminación en ese plano, una ofensiva conservadora busca dificultar el acceso a las urnas a minorías en Estados Unidos, donde gana terreno el “frenetismo” de republicanos bajo la teoría del expresidente Donald Trump de supuesto fraude en los comicios de 2020.
Los límites al voto en varios estados sumados a la caída de la aprobación de Biden reflejada en encuestas, son un mal presagio para el partido gobernante con vistas a las elecciones intermedias de noviembre de 2022, estiman analistas.
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