Denominada Hiba, la nevada acentúa la deteriorada situación de ocho de cada 10 personas en este país caídas por debajo del umbral de la pobreza (3,64 dólares diarios, según organismos internacionales) y carentes de recursos ante un panorama gélido.
La debacle económica y financiera libanesa, la peor en décadas, influyó en un número cada vez mayor de familias que no puedan pagar combustible para calentar sus hogares.
De igual manera, decenas de miles de desplazados sirios y refugiados palestinos solo encuentran resguardo en tiendas de campaña mal calentadas y dependen principalmente de mantas para evitar la congelación.
“Es muy, muy difícil la situación”, expresó al sitio Naharnet el activista social Baseem Atrash desde la ciudad de Arsal, en el noreste de Líbano y cerca de la frontera con Siria.
En ese centro urbano residen unos 50 mil emigrados sirios, la mayoría en endebles tiendas de campaña y sin posibilidad alguna de afrontar el descenso de la temperatura.
Según Atrash, ellos e incluso libaneses están quemando cualquier cosa para mantener sus calentadores encendidos, desde plástico hasta ropa vieja.
A principios de enero, una madre siria y sus tres hijos murieron mientras dormían a causa de la inhalación de gases tóxicos de carbón que utilizaron para calentar su habitación en un pueblo del sur del Líbano.
El grupo de ayuda CARE International anunció que se esperan descensos de temperatura por debajo del punto de congelación en Líbano, Siria y Jordania.
Aparte de la nieve que esparcirá Hiba, los analistas comentan sobre la posibilidad de un gran número de víctimas mortales por las familias carentes de recursos para evitar las inclemencias del tiempo.
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