Los expertos de salud del orbe insisten en que todo el mundo debe inmunizarse contra la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, pero aún persiste el problema de la desigualdad de las vacunas en los países de ingresos bajos y medios.
El equipo, dirigido por los doctores Peter Hotez y Maria Bottazzi, del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, están desarrollando un inmunizante sin patente para salvar esas diferencias de equidad.
Ese grupo, que pertenece al Colegio de Medicina Baylor, desarrolla prototipos de vacunas para el Sars y el Mers desde el 2011, y esa experiencia les valió para crear la nueva vacuna, apodada Corbevax.
Aunque hay más de 60 inmunizantes en desarrollo que utilizan la misma tecnología, Bottazzi dijo que no tienen intención de patentarla, lo que permite que cualquier laboratorio pueda reproducirla, siempre que tenga la capacidad.
Prácticamente cualquiera que pueda fabricar vacunas contra la hepatitis B o tenga la capacidad de producir proteínas de origen microbiano, como bacterias o levaduras, podrá replicar lo que estamos haciendo, agregó.
La guerra de patentes sobre las vacunas se recrudeció, a pesar de la necesidad de que la población mundial se inmunice contra la enfermedad, para prevenir el surgimiento de nuevas cepas, más peligrosas y contagiosas.
Moderna y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) se encuentran en una disputa sobre quién debe obtener el crédito por los descubrimientos específicos que condujeron a la vacuna que lleva ese nombre, y que se ha suministrado a más de 73 millones de estadounidenses.
Si se descubre que Moderna ha infringido la patente del gobierno federal, podría verse obligada a pagar más mil millones de dólares.
Al mismo tiempo, activistas estadounidenses y del resto del mundo han pedido en vano que Pfizer y Moderna compartan la tecnología y los conocimientos técnicos para que otros países produzcan sus vacunas.
Las naciones de bajos ingresos, que cuentan con pocas instalaciones de investigación y producción de vacunas, sólo han inmunizado a una de cada nueve personas, según la Organización Mundial de la Salud.
Estados Unidos vacunó completamente al 67 por ciento de la población y suministró una tercera dosis a más de un tercio, pero se rehúsa a liberar sus patentes.
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