La renuncia fue conocida de fuentes cercanas al despacho de Guillén, y la eventual aceptación de la misma no ha sido anunciada oficialmente y, según los informantes, se debe a desavenencias entre el ministro y el jefe de la Policía Nacional, general Javier Gallardo.
Las diferencias, coinciden múltiples versiones, se deben a cambios realizados por Gallardo contra la opinión de Guillén, quien habría pedido reiteradamente al jefe de Estado que lo respalde en la controversia, sin lograr su objetivo.
Según trascendidos de prensa, los cambios de Gallardo, vinculado a Castillo, incluyeron a importantes oficiales de la División de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) y otras unidades policiales.
Pese a las insistentes versiones sobre el conflicto que señalan que Guillén pidió luz verde para destituir a Gallardo, sin obtener una respuesta del mandatario, que tampoco se ha pronunciado públicamente sobre el tema.
La noticia de la dimisión de Guillén, un fiscal que ganó prestigio como acusador en el juicio al expresidente Alberto Fujimori, por lo cual es objeto del encono de la extrema derecha, se difundió al día siguiente que la congresista Rosselli Amuruz planteó junto a su partido, Avanza País, que el Legislativo pida la dimisión de Castillo.
La legisladora presentó una moción para que el Congreso de la República exhorte a Castillo a dimitir por sus yerros en una entrevista con una cadena norteamericana de televisión en la que admitió que asumió el cargo sin estar preparado para gobernar y estaba aprendiendo a hacerlo.
Los seguidores del maestro rural elegido presidente señalan que la entrevista, hecha desde la perspectiva de la oposición extrema y con la agenda de esta, fue parte de un nuevo plan de desestabilización que apunta a un golpe parlamentario contra Castillo.
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