Guillén dijo que su renuncia es irrevocable, por considerar que en los hechos ha perdido el apoyo del presidente, Pedro Castilllo, porque durante dos semanas intentó tratar con el mandatario su pedido de respaldo en la pugna que sostenía con el jefe de la Policía, general Javier Gallardo.
Confirmó que Gallardo (según diversos medios de prensa ligado a Castillo) no acataba sus decisiones contrarias a cambios y designaciones inadecuadas del jefe policial.
La líder del cogobernante Movimiento Nuevo Perú (NP), Verónika Mendoza, en un mensaje de Twitter, lamentó la renuncia de Guillén como “un hombre honesto y valiente que se enfrentó siempre a la corrupción y al autoritarismo”.
La dirigente planteó, además, al presidente que, ante la dimisión, “el país merece una explicación por lo ocurrido y acciones firmes que precisen el rumbo de su gobierno”.
Previamente, la primera ministra, Mirtha Vásquez, dijo ayer que espera que el conflicto se supere y el titular del Interior siga en funciones, además de ratificarle su confianza, por lo que analistas políticos consideran inminente la dimisión de Vásquez, lo que implicaría una crisis total del gabinete ministerial.
El ministro de la Producción, Jorge Prado, opinó que la continuidad del renunciante en el cargo sería muy importante para continuar el combate a la delincuencia, para el cual en días pasados el Gobierno ejecutó la iniciativa de Guillén de decretar estado de emergencia en Lima y el vecino puerto del Callao.
Desde la extrema derecha el congresista Jorge Montoya celebró la renuncia y dijo que esta le evita al parlamento la decisión de censurarlo (destituirlo), como era inminente, pues estaba pendiente una interpelación al ministro, paso previo a la censura.
La bancada del partido centrista Acción Popular manifestó preocupación por la inestabilidad política generada desde el ejecutivo ante la dimisión de Guillén y reclamó a Castillo definiciones y que ponga orden.
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