La publicación indica que el respaldo al líder nipón disminuyó seis puntos porcentuales, ahora al 59 por ciento, el primer desplome desde que asumió el cargo en octubre pasado, y la aprobación de su respuesta al coronavirus también cayó seis puntos, al 55.
Kishida inspeccionó este lunes un centro de vacunación administrado por militares, donde dijo que no está considerando declarar un estado de emergencia por Covid-19 en Tokio en este momento.
No obstante, insistió en impulsar las inyecciones de refuerzo a medida que los casos aumentan y también la tasa de ocupación de camas de hospital.
Instaremos a los gobiernos locales a acelerar aún más las vacunas, dijo Kishida a los periodistas en el centro de vacunación del distrito comercial capitalino de Otemachi.
El mandatario añadió que alrededor del 97 por ciento de los distritos están en camino de proporcionar refuerzos para fines de febrero a todos los mayores de 65 años que los deseen.
Kishida enfrenta una elección en la cámara alta en julio, lo que podría determinar si se mantiene en el poder o se une a su predecesor y una larga lista de otros primeros ministros que debieron abandonar el cargo.
Un resultado sólido podría significar una racha clara de más de dos años sin necesidad de acudir a las urnas, indicó Nikkei.
Mientras que casi el 80 por ciento del público japonés ha recibido dos dosis de una vacuna, solo el 2,7 por ciento de la población recibió la tercera, según el sitio web de la oficina del primer ministro.
La cifra es la más bajo entre las naciones desarrolladas y muy por detrás del plan del propio gobierno.
Los funcionarios culpan a los problemas de suministro y personal, ya que el país lucha con un aumento en los casos de Ómicron, y algunas personas retrasan la inyección mientras esperan su vacuna preferida.
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