En las dos últimas elecciones, 2014 y 2018, pero sobre todo en la más reciente, el Legislativo constituyó una piedra en el zapato del Ejecutivo.
Los diputados -en su mayoría de partidos de oposición- bloquearon proyectos de ley considerados esenciales por el Gobierno o este tuvo que ceder en muchos aspectos de otros para lograr su aprobación.
Esa situación con la Asamblea Legislativa se produce esencialmente porque en Costa Rica el voto por los diputados no es directo, sino que salen de listas cerradas propuestas por cada partido y los escogidos lo son por medio de una fórmula matemática.
Tres son los requisitos para ser legislador: ser costarricense por nacimiento o por naturalización; mayor de 21 años y no tener ningún impedimento legal.
De acuerdo con la población cada provincia tiene una cantidad de curules a repartir, de esa forma San José concede 19, seguida de Alajuela (11), Cartago (siete), Heredia (seis Puntarenas y Limón, cinco cada uno, y Guanacaste (cuatro).
Para ocupar esas plazas, las listas de los 25 partidos con candidatos presidenciales presentaron mil 614 aspirantes.
La distribución de las plazas entre los diferentes partidos que participan en las elecciones se hace a través de una fórmula matemática que se conoce como la fórmula del cociente y subcociente, y básicamente lo que hace es definir cuántos votos se necesitan por provincia para ganar una curul.
El complejo sistema, que muchos consideran debe ser sustituido por tener 70 años de vigencia, parte de la cantidad de votos válidos obtenidos por todos los partidos en cada una de las provincias y divididos por la cantidad de diputados asignados.
La repartición comienza por los partidos que tuvieron la misma o mayor cantidad de votos que el cociente. Los votos que cada partido obtuvo se dividen entre el cociente y esa división determina la cantidad de plazas que le corresponde.
Si se reparten todos los puestos disponibles en la provincia, hasta aquí llegaría el proceso, pero como eso es difícil de lograr, existe una segunda fase de repartición. Para esta se guardan los votos sobrantes de la primera.
En la segunda fase de repartición se toman en cuenta los votos sobrantes y se incluyen las agrupaciones que hayan superado la barrera del subcociente.
Se ordenan los partidos según la cantidad de votos que tengan para esta fase del proceso y se distribuyen en ese orden las plazas que aún estén disponibles.
Pero vayamos a la importancia del Legislativo, que en Costa Rica es el primer poder del Estado, encargado de aprobar proyectos legales, reformas constitucionales y algunos cargos en otros poderes.
Al respecto, en un reciente extenso análisis sobre este tema el exministro de Cultura, Juventud y Deporte Arnoldo Mora asegura que la tendencia actual es que quien gana la presidencia llega a Casa Presidencial muy debilitado debido a que contaría con una fracción parlamentaria muy limitada, como lo demuestra la composición del legislativo 2018-2022.
Para el exministro, académico, filósofo y miembro de la Academia Costarricense de la Lengua Costa Rica tiende a convertirse de facto en una república semiparlamentaria; porque el poder de los diputados es cada vez mayor.
Al considerar probable la dispersión de partidos en la nueva Asamblea Legislativa y, por ende, diversidad, tanto ideológica como indisciplina partidaria, cuando no ruptura total, en los diputados, la fluidez de acuerdos y desacuerdos será la nota característica de este nuevo parlamento.
Asevera que los diputados están conscientes de ello y ejercerán su poder cada vez más enérgicamente, como demostraron en esta legislatura cuando a cada pequeño o gran escándalo, convocan a rendir cuentas ante sus comisiones a miembros del Poder Ejecutivo, incluido al propio Presidente de la República.
Debido a la relevancia de la elección de los diputados, el exministro señala que los ciudadanos deben estar muy conscientes de quiénes desean los compatriotas que asuman una curul en Cuesta de Moras (donde está ubicada la sede de la Asamblea Legislativa), pues un principio fundamental de la ética política establece que, entre más poder se tiene, más responsabilidad se adquiere.
Mora exalta que «en una época como la actual, sumida en una turbulencia e incertidumbre generalizadas en el mundo entero, es obvio que este ambiente repercutirá en las decisiones que democráticamente tomarán los ciudadanos y que marcarán, en buena medida, los derroteros que Costa Rica asumirá a corto y mediano plazo».
Cerca de tres millones 542 mil costarricenses están convocados hoy para acudir a alguna de las seis mil 847 Juntas Receptoras de Votos (80 de ellas en el extranjero) para escoger al presidente, dos vicepresidentes y los 57 diputados a la Asamblea Legislativa.
Tras el cierre de las urnas a las 18:00 hora local, el Tribunal Supremo de Elecciones tiene previsto para tres horas después divulgar el primer reporte preliminar sobre los resultados del proceso electoral.
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