Otras naciones como Bahamas, Uruguay, Suecia, China, Canadá y varias islas del Caribe empezaron a trabajar con este tipo de divisas, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). Las divisas digitales de bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) se diferencian de las criptomonedas como bitcóin o ethereum, pues tienen un emisor único -el banco- que controla el mercado monetario, igual que con las divisas de papel.
En caso de emitirse, además del dinero que actualmente el usuario percibe como virtual como los depósitos en bancos comerciales, un ciudadano podría tener una cartera digital con CBDC sin estar vinculada a ninguna entidad financiera comercial.
Los CBDC permitirían también transacciones inmediatas de todo tipo, sin que, por ejemplo, una transferencia de dinero entre particulares tarde días en materializarse.
Según la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, si se diseñan con prudencia, este tipo de divisas pueden ofrecer mayor resiliencia, seguridad, más disponibilidad y menores costos que las formas privadas de monedas digitales.
Las criptomonedas o criptodivisas emplean técnicas de cifrado para reglamentar la generación de unidades y verificar la transferencia de fondos, y operan de forma independiente de un banco central.
Asimismo, utilizan la criptografía para asegurar las transacciones y garantizar la privacidad en las operaciones bancarias.
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