Este criterio vertido por el Ministerio de Turismo (Mintur) y, sobre todo por guías y agentes de viajes, lo corroboran los viajeros encuestados por diferentes medios de prensa.
El panorama es amplio en el sentido de las Lunas de miel, por los lugares dedicados a ello y el espectro amplio de establecimientos hoteleros en funciones, pese a la pandemia de la Covide-19.
Estas reaperturas tienen su apoyo en los protocolos de seguridad sanitaria y la presencia de un médico y un epidemiólogo, junto a su equipo en los hoteles en operaciones.
Cuba exhibe una buena batería de alojamientos bajo el principio de Todo Incluido, incluso cuando en su momento los premios Travellers´Choice de la famosa Web TripAdvisor, marcaron algunos entre los mejores del Caribe.
Algunos de estos establecimientos son bien conocidos, como es el caso de Royalton Cayo Santa María, de la central provincia de Villa Clara, el Meliá Cayo Coco en los Jardines del Rey o el Paradisus Río de Oro en la oriental ciudad de Holguín.
Pero ahora, debido al resurgimiento del turismo aquí los polos en operaciones por excelencias son el balneario occidental de Varadero y Jardines del Rey, con principales mercados entre Rusia y Canadá.
La isla pretende recuperar sus niveles turísticos y planea para este año atender a 2,2 millones de viajeros, cuando antes de la pandemia llegó a sobrepasar los cuatro millones.
Por tanto, las bodas y lunas de miel significan elementos significativos en cuanto a la confianza de los turistas y las perspectivas de esta industria en Cuba.
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