El encuentro, previsto para las 10:30, hora local, responde a las acusaciones contra el exmandatario vinculadas a la conspiración para importar sustancias controladas en el país norteño y el conocimiento respecto al arribo de esos químicos de manera ilegal a una distancia de 12 millas de la costa.
Sumado a ello, Hernández responderá por la supuesta fabricación, distribución y posesión de una sustancia controlada, a bordo de una aeronave registrada en Estados Unidos y por el uso o porte de armas de fuego y ayudar e instigar al uso, poder y posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos.
De acuerdo con las pruebas presentadas por la embajada de Washington en Tegucigalpa, el exgobernante, en posesión de ese cargo hasta el 27 de enero último, intervino en una conspiración que transportó aproximadamente 500 mil kilogramos de cocaína, desde el año 2004.
Luego del cumplimiento del pedido de extradición, Hernández resultará el segundo expresidente hondureño que enfrentará un juicio en Estados Unidos; el primero fue Rafael Callejas declarado como culpable en 2016 de cometer actos de corrupción, durante su periodo como titular de la Federación de Fútbol de su país.
Este martes, el exmandatario abandonó su vivienda, ubicada en el Residencial San Ignacio de esta capital, de manera voluntaria y, a su salida, lo esperaban agentes policiales y el ministro de seguridad del gobierno de Xiomara Castro, Ramón Sabillón, quienes le colocaron un chaleco antibalas y lo esposaron en manos y pies.
El exgobernante hondureño partió hacia la Dirección de Fuerzas Especiales, resguardado por una caravana vehicular y un fuerte operativo terrestre y aéreo, que comenzó desde horas de la noche con la intervención de 600 efectivos, según revelan fuentes oficiales.
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