En un informe sobre las consecuencias de esa enfermedad para esas personas y sus comunidades, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) significaron que muchos gobiernos admitieron que los migrantes aportan conocimientos, apoyo y habilidades a los países de origen, tránsito y destino.
Ambas agencias destacaron que naciones como Alemania, Argentina, Chile, España, Francia y Perú les garantizaron el acceso a empleos en sectores clave como la sanidad y la agricultura, mientras en otras como Kenya fueron ampliados los visados y se trabajó con los empleadores para conservar los puestos laborales.
Al mostrar ejemplos de beneficios tangibles para los migrantes y las comunidades de acogida, el informe destacó la importancia de proporcionar acceso a empleos decentes y protección social, desarrollo de habilidades y oportunidades de emprendimiento.
Tanto la OIT como el PNUD coincidieron en que la reanudación de la migración será un factor importante para impulsar la recuperación tras la pandemia, en tanto sea segura e integradora, y respete los derechos humanos y las normas laborales internacionales.
Sin embargo, convertir ese fenómeno en un factor de desarrollo sostenible requiere que los gobiernos, empresarios, sindicatos y otras partes interesadas promuevan la integración socioeconómica de los migrantes como una prioridad, con el fin de fomentar su inclusión sostenible y su contribución a las economías locales.
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