Por Manuel Robles Sosa
Corresponsal de Prensa Latina en Perú
El experto ambientalista dialogó con Prensa Latina y criticó también las mentiras de la empresa, acusada de minimizar inicialmente la magnitud del derrame de más de 11 mil barriles de crudo, dar información falsa, demorar en alertar a las autoridades y no tomar medidas inmediatas frente al desastre.
El pasado 15 de enero en la refinería La Pampilla, operada por Repsol, se produjo un derrame de petróleo estimado en al menos 11 mil 900 barriles que cubrieron más de mil 400 hectáreas de mar y tierra, y alrededor de 500 hectáreas de reservas de fauna marina.
La empresa además es criticada por tratar de eludir su responsabilidad, al atribuir el derrame a un oleaje (desmentido por testigos) provocado por la erupción de un volcán submarino en Tonga y demandar a la firma del buque tanque, del cual descargaba el crudo para su refinería en Lima.
Pese a ello, el secretario de Estado español para Iberoamérica y el Caribe, Juan Fernández Trigo, en una reciente visita a Perú dijo que Repsol cumple una labor encomiable en la limpieza de las playas afectadas y terminaría esa labor a fines de febrero.
El exministro Pulgar Vidal discrepó del elogio del funcionario ibérico “porque no puede llamarse encomiable aquello referido a un desastre que es responsabilidad de la empresa”.
“No puede recibir un halago aquello que es resultado de una irresponsabilidad, una negligencia y un ocultamiento de la verdad por parte de la empresa, que tiene que hacer aquello que le corresponde por ser su obligación y competencia”, añadió.
Subrayó que el desastre fue causado “exclusivamente por Repsol”, por lo cual la limpieza, restauración y rehabilitación del ecosistema es una obligación de la compañía y encomiable significa “hacer algo mucho más allá de lo que a uno le corresponde”.
Según el experto, desde un punto de vista técnico la limpieza del crudo es una labor que está tomando más tiempo de lo debido y se encuentra vinculada una información que ha ido actualizándose fruto de las muchas mentiras planteadas al inicio.
“Es también una labor que todavía muestra deficiencias, en especial en aquellas zonas de menor acceso, donde la mancha de petróleo sigue visible”, aseveró.
La Defensoría del Pueblo del vecino puerto del Callao significó que la limpieza la realiza personal no calificado y sin la protección debida y no se utiliza la tecnología necesaria, aunque la empresa asegura que su labor se extenderá a la remediación del daño causado por el derrame.
CONSECUENCIAS MÁS ALLÁ DE LO VISIBLE
El exministro apuntó que la labor necesaria no se limita a la limpieza de las playas pues la consecuencia de un desastre ambiental no solamente es lo visible, sino lo que no se ve.
“Es también aquello que fruto de la manera como se puede comportar el petróleo derramado ya no logramos ver, pero sigue afectando al ecosistema, a las aves, a la fauna marina”, dijo.
El problema -añadió- se extiende a la suspensión de todas las actividades económicas y la pérdida de la posibilidad de muchas familias, de ganarse el sustento diario en la actividad que desarrollaban antes del inicio de este desastre.
Pulgar Vidal agregó que hay zonas distintas a las playas, ahora afectadas o de muy difícil acceso donde, según fotografías aéreas e imágenes satelitales, sigue el crudo.
Explicó además que se debe monitorear la situación de las especies marinas y ver si vuelven a ser aptas para consumo humano donde el petróleo -debido a la demora en la limpieza- comenzó a profundizarse por el proceso llamado emulsificación, y todas esas tareas no van a poder terminarse a finales de febrero.
Refirió casos como el gran derrame de una plataforma petrolera en 2010, en el golfo de México, donde hasta hoy se siguen monitoreando las aguas y señaló que en casos como ese las consecuencias persisten quizás hasta dos décadas.
EL MAYOR DESASTRE AMBIENTAL EN EL PAÍS
Sobre el daño causado por el derrame en Perú, considerado el mayor desastre ambiental de la historia del país, el exministro anotó que es imposible recoger todo el crudo derramado, por lo cual se considera entre las principales causas de contaminación de los ecosistemas marinos.
Parte del crudo, indicó, tras descender al fondo del mar toma una forma similar al alquitrán y causa efectos irremediables, los cuales no es posible revertir.
Además de determinar el monto de los daños causados al ecosistema, a las especies, muchas de las cuales mueren, el daño a las zonas costeras debe considerarse también un lucro cesante por la imposibilidad de miles de familias, sobre todo de pescadores, de seguir realizando sus actividades de subsistencia.
Los procesos administrativos y judiciales deberían estar en capacidad de determinar cuál es el monto de ese daño, para la reparación que corresponde a los afectados “porque se trata no solo de multas, sino de las indemnizaciones que la empresa, debido a su responsabilidad, va a tener que asumir”, manifestó Pulgar-Vidal.
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