El llamamiento ocurrió durante la reunión anual del Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de la ONU, a la que asistieron representantes de sus 177 estados miembros.
Los participantes significaron la vulnerabilidad de los pequeños agricultores a los fenómenos meteorológicos severos como las tormentas que devastaron a Madagascar en las últimas semanas, donde murieron al menos 121 personas y provocaron graves destrozos en más de 176 mil hectáreas de tierra.
El presidente de ese país, Andry Rajoelina, instó a otros líderes africanos a desarrollar un plan continental de desarrollo agrícola que aborde los riesgos que implica el cambio climático, ante lo cual convocó a poner todas las fortalezas, potencial y conocimientos para alcanzar la seguridad alimentaria y empleo.
En su discurso el presidente del FIDA, Gilbert F. Houngbo, enfatizó en que los pequeños agricultores son duramente golpeados por una crisis climática que ellos no crearon y, sin embargo, reciben solo el 1,7 por ciento de la financiación destinada a combatir el cambio climático.
Houngbo señaló la inequidad como causa de este problema y agregó que la pandemia de la Covid-19 y el cambio climático dejan en evidencia la vulnerabilidad de los pequeños agricultores y la desigualdad que supone para quienes producen un tercio de los alimentos del mundo recibir solo unos seis centavos por cada dólar que generan.
Sin una mayor equidad, no será posible que nuestros sistemas alimentarios sean sostenibles y resilientes, aseguró.
A nombre de una nación insular azotada por 14 ciclones desde 2016, el primer ministro de Fiji, Aiyaz Sayed-Khaiyum, destacó la fragilidad de los pequeños agricultores ante los fenómenos climáticos extremos.
Precisó que para erradicar la pobreza rural es necesario un enfoque radicalmente nuevo que permita reforzar la resiliencia de las comunidades rurales, ya que al estar entre las naciones más vulnerables del mundo, los pequeños estados requieren un enfoque especial, un acceso rápido a los recursos y soluciones personalizadas.
En 2020, la incidencia del hambre aumentó en parte por el impacto del cambio climático, el incremento de la pobreza y la pandemia de la Covid-19, por lo que actualmente una de cada 10 personas en el mundo tiene hambre.
Durante los próximos tres años el FIDA dedicará al menos el 40 por ciento de sus recursos básicos a la financiación climática.
Desde ya trabaja en la movilización de 500 millones de dólares para su fondo ASAP (Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala), que aspira a ser el mayor dedicado a la lucha contra el cambio climático.
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