El documento entregado este jueves al embajador estadounidense en Moscú, John Sullivan, fue publicado por el sitio oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
“Insistimos en la retirada de todas las fuerzas y armas de Estados Unidos desplegadas en Europa centro-oriental y suroriental y en los países bálticos. Estamos convencidos de que las capacidades en estas zonas son suficientes”, apuntó el texto.
Señaló además que Washington y sus aliados deben abandonar la política de disuasión contra Rusia y tomar medidas prácticas concretas para reducir la escalada de la situación político-militar.
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Para Moscú, las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad entre las partes, en el marco del Documento de Viena de 2011, son adecuadas para el entorno actual, pero aclaró que para actualizar dicho texto deben crearse las condiciones necesarias.
Rusia propuso a Estados Unidos elaborar de manera conjunta una nueva “ecuación de seguridad” y planteó su interés de aplicar un enfoque integral a los temas vinculados con la estabilidad estratégica.
“Estados Unidos no reaccionó a la propuesta rusa de retirar las armas nucleares de Europa y no desplegarlas fuera de sus fronteras. En vez de ello, se limitó a proponer abordar el problema de las armas nucleares no estratégicas, sin tener en cuenta las peculiaridades de su localización”, aclaró el texto.
Las autoridades de este país consideraron “imposible” discutir sobre armas nucleares no estratégicas sin resolver el problema de su despliegue en los Estados no nucleares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en violación del Tratado de No Proliferación.
En tal sentido, las iniciativas de Moscú incluyen la eliminación de la infraestructura para el despliegue rápido de este tipo de armas en Europa, así como el cese de la práctica de la OTAN de entrenamiento y ejercicios en el manejo de estas armas en países no nucleares.
Las propuestas rusas sobre garantías de seguridad, incluido el control de armas, deben considerarse exclusivamente en su conjunto, sin separarse sus componentes, significó la respuesta del Kremlin a las consideraciones de Washington.
Moscú manifestó que se verá obligado a reaccionar, incluso aplicando medidas militares y técnicas, en caso de que la parte estadounidense no esté dispuesta a negociar garantías de seguridad firmes y vinculantes, indicó el legajo de 11 páginas enviado a la Casa Blanca.
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