Alva envió una carta al primer ministro, Aníbal Torres, invitándolo a la sesión en la que, por mandato constitucional, presentará su plan de trabajo como sustento para pedir la confianza de los legisladores, bajo influencia opositora.
La espera de dos semanas se caracteriza por la precariedad de una tregua política acordada la semana pasada por el Gobierno y las bancadas de extrema derecha, concebida como un espacio de distensión y reflexión previo a la sesión del 8 de marzo.
La tregua acordada prevé una especie de cese de hostilidades, como graves denuncias y una moción de censura contra Alva por encabezar una reunión para planear la vacancia (destitución) del presidente Pedro Castillo y lleva implícita la intención de crear condiciones para otorgar la confianza al gabinete.
Sin embargo, legisladores de extrema derecha han dejado en claro que seguirán buscando el cese del jefe de Estado y la bancada del partido gobernante, Perú Libre, se niega a retirar las acusaciones contra Alva y se distancia de la tregua.
El presidente Castillo pidió el sábado último que la presentación del gabinete ante el Legislativo se adelante al 28 de febrero, pero ante el silencio de Alva, manifestó su conformidad con la fecha anunciada junto a la tregua.
El mandatario dijo esperar, más allá del voto de confianza para el gabinete, un compromiso entre de gobernabilidad entre el Ejecutivo y el Legislativo, mientras Torres y varios ministros esperan o confían en recibir la ratificación congresal.
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